Seguimos con las entregas de Marrakech.
Hoy le toca el turno a los zocos, uno de los principales atractivos de la ciudad y donde en mi opinión se concentra lo más "genuino", la auténtica esencia de sus gentes.
En general todos los puestos o tiendas están en calles bastante estrechas, poco iluminadas y sin embargo muy transitadas. El problema no es la gente a pie, si no la cantidad de motos, burros, bicis y demás que pasan casi de contínuo. No supone gran peligro ya que pitan mucho para avisarte de que "estorbas", pero conviene ir atentos.
Así son los "techos" en casi todas las callejuelas. No es gran cosa pero al menos protegen bastante. del sol y la lluvia.
Allí se vende practicamente de todo. Normalmente cada tienda está especializada en algo concreto, así como las tiendas se agrupan por zonas según lo que vendan. Está el zoco del cuero, de artesanos, madera, ropa, comida...
También hay puestos en plazas más abiertas. Bolsos, vasos de te, gorros, figuras de madera, de metal, alfombras... Y si no vemos algo sólo tenemos que preguntar, ellos se encargan de ir de un sitio a otro para poder ofrecerte lo que buscas.
Lo peor es sin duda el regateo. En cuanto practicas un poco termina resultando sencillo, pero al final llega a resultar cansado jeje. Normalmente en cuanto que al ir paseando ven que te fijas en algún objeto te atacan sin piedad. Si realmente se está interesado en algo (les sienta muy mal que les regatees para no comprar nada), empieza el juego: el te dice cuánto vale, normalmente una cifra totalmente desproporcionada; Creo que todo lo que hemos comprado ha sido por bastante menos de la mitad del precio que el vendedor ofrecía inicialmente. Normalmente el tira y afloja consiste en irse de la tienda con cara de que ya no te interesa y que el vendedor salga detrás tuyo para que le des un último precio.
En una de las tiendas, dimos con un tipo bastante interesante, el cual nos cayó bien y al cual también parece que le caímos bien. Compramos unos pinchos típicos hechos con madera de cedro y un dominó hecho a mano, bastante chulo. Después de charlar un rato y demás, nos llevó a la casa-tienda de un amigo para que viéramos cómo teñían algunas pieles, seda, lana, etc. Dentro de la "casa" subimos unas escaleras para llegar a un segundo piso donde se podía ver casi toda la ciudad desde lo alto. Sorprendía ver que desde el aire, la zona de los zocos daba una imágen de pobreza y abandono total.
Desde allí pudimos ver las pieles y lanas ya teñidas, tendidas para secarse por completo.
La verdad es que este hombre también fue muy amable. Nos estuvo enseñando cómo utilizaban los tintes y el efecto que producía mezclar unos con otros, hablamos un poco de costumbres de por allí y aprovechamos para comprarle un par de pañuelos de seda, a un precio de risa que luego casi nos dió un poco de remordimiento el haber apretado tanto.
Espero no haberos aburrido y de momento esto es todo por hoy. A ver si esta semana tengo tiempo de poner algún "capítulo" más.
1 comentario:
Me mola en especial la primera con esa caída.
Qué sitio! Imagino que estará saturado de olores no?
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